Menos palmas y más Las Palmas

La fiesta empezó después de la final de Copa con la careta de Abdón y a día de hoy, mientras en Cádiz llevan hablando de su partido del domingo ante el Getafe desde el domingo, aquí estamos con la serie por capítulos sobre la continuidad o no de Javier Aguirre, un problema menor ante la tormenta que desencadenaría un descenso no sé si merecido, pero en todo caso inesperado.

Empecemos por los conjuros, un tópico de las páginas y programas deportivos como si los jugadores de cada plantilla en cada ciudad no hiciera lo mismo. Si guardáramos las veces que los futbolistas y técnicos de todos los equipos se conjuran para algo, ninguno perdería jamás. En el Lluis Sitjar sembraban ajos bajo el césped a una de las porterías, creo que la del fondo norte aunque no estoy seguro. Y miren,  confío más en en una ristra de los liliáceos que en los corrillos esos que se forman en el centro del campo donde el capitán o el tenor de mayor voz, cierra a golpe de un, dos, tres…..¡sus!.

Sigamos por los aspirantes a entrenador que filtran a los aspirantes a periodistas los presuntos secretos del vestuario tal cual la Vieja del Visllo creada por José Mota. Chismes, dires y diretes con tinte de veracidad o, más, a título de impermeable por si acaso llueve. Si utilizaran sus aparentes conocimientos con una conferencia sobre las características del rival, Las Palma en este caso, siempre aprenderíamos algo entre tanto listo que lo sabe todo.

Sepan que ahora mismo en la «Tacita de plata» cambiarían su clasificación por la del Mallorca sin recurrir a meigas, brujos, ni fetiches. No hay mejor aquelarre que ganar, ganar y ganar. Para eso no hacen falta ni el director de fútbol, Ortells, ni el CEO, Alfonso Díaz, cuya aura se ha iluminado al animar a la parroquia: «esperamos salvarnos cuanto antes». ¡Toma, y que nosotros lo veamos!.